sábado, 16 de abril de 2011

Tezcatlipoca

Señor del espejo humeante.

Suele considerarse a Tezcatlipoca, nombre que significa "Señor del Espejo Humeante", dios supremo del panteón mesoamericano. Los demás dioses creadores no eran sino aspectos de este ser omnipotente y omnisciente. Los toltecas llevaron su culto al centro de México a finales del siglo X, y en los mitos aparece como corruptor del virtuoso dios de este pueblo, Quetzalcóatl, la Serpiente Emplumada, y como incitador en la embriaguez y los placeres carnales. En el período azteca, Tezcatlipoca poseía más formas y nombres que ningún otra deidad: por ejemplo, su identificación con Yaotl (Guerrero) y Yoalli Ehecatl (Viento Nocturno) muestra su vínculo con la muerte, la guerra y el reino de la oscuridad. Se creía que se aparecía por la noche a los guerreros para retarlos en las encrucijadas.

Los aztecas lo veneraban como protector de la realeza y los hechiceros. Su posición destacada se reflejada en la asociación simbólica con la imaginería del jaguar y sobre todo en su manifestación como Tepeyollotli, el "corazón de la montaña" jaguar. Concebido como dios invisible y omnisciente, era el señor de las sombras; empuñaba un espejo mágico con el que adivinaba el futuro y veía en el corazón de los hombres. Los aztecas temían y respetaban su carácter caprichoso que le llevaba a dispensar dolor y muerte, pero también riquezas, valor y buena suerte. Le aplicaban un epíteto muy significativo: Titlacauan ("Somos sus esclavos"). Presidió la primera era de la creación, a la que puso catastrófico fin su lucha cósmica con Quetzalcóatl.