viernes, 1 de julio de 2011

Isis en el Líbano.


A rededor del año 100 Plutarco escribió una versión del mito de Isis y Osiris según la cual, al enterarse de que Set había traicionado y asesinado al rey, Isis buscó por todas partes el cuerpo de su esposo. Fue a Biblos, el Líbano, al oír el rumor de que tal vez se encontrase allí.

El ataúd llegó arrastrado por las aguas hasta Biblos y se quedó enganchado entre las raíces de un arbolito, que creció tanto y se hizo tan bonito que lo cortaron para colocarlo como columna en el palacio real de la ciudad. Isis fue al palacio y se sentó en un patio, llorando. Se ganó las simpatías de las camareras reales trenzándoles el pelo y rociándoles perfume en la piel, y la reina de Biblos designó a la diosa niñera de su hijo pequeño. Isis lo amamantó con un dedo en lugar de con el pecho, y se encariñó tanto con él que decidió concederle la vida eterna, para lo cual lo colocó sobre una hoguera que consumiría su mortalidad.

Mientras el príncipe yacía en la hoguera, Isis se transformó en golondrina y voló alrededor de la columna que había sido árbol. La reina de Biblos oyó sus lamentos y entró en la habitación, y al ver a su hijo quemándose gritó, con lo que el hechizo no llegó a completarse. Entonces Isis reveló su identidad y le pidió que cortasen la columna para ver su interior. Cuando el ataúd de Osiris quedó al descubierto Isis emitió tal gemido de dolor que causó la muerte del príncipe.