miércoles, 27 de febrero de 2013

Mitos de loa Maoríes.

Rangi, Papa y el panteón polinesio.

Un rasgo característico de la mitología maorí  y de otros pueblos polinesios consiste en la agrupación de los dioses en algo semejante a un panteón. A la cabeza se encuentran los dos creadores supremos, Rangi, el cielo, de carácter masculino, y Papa, la tierra, de carácter femenino, quienes, según la cosmología maorí, estaban unidos en los inicios en un abrazo estático en el vacío primordial. Entre ellos habían quedado atrapados sus hijos, los dioses Tane, Tangaroa, Tu, Rongo, Haumia y Tawhiri, que buscaron un medio para escapar y pensaron incluso en matar a sus padres para lograrlo. Pero Tane, dios de los bosques y árboles, propuso que los separasen y cada uno de ellos lo intentó por turno. Rongo, dios de los alimentos cultivados, no lo consiguió, ni tampoco Tangaroa, dios del mar, los peces y reptiles, Haumia, dios de las plantas silvestres, Tu, dios de la guerra y Tawhiri, dios de los vientos y otros elementos, también fracasaron en la tentativa y sólo quedaba Tane para intentarlo. El dios apoyó la cabeza sobre la madre tierra y los pies sobre el padre cielo, empujó y tiró con todas sus fuerzas y los fue separando poco a poco, hasta que adoptaron la postura actual.

El exito de Tane provocó los celos y la cólera de sus hermanos. Tawhiri hizo que soplaran los vientos y desencadenó tormentas y huracanes que derribaron los árboles del bosque de Tane. Los peces, que no vivían en el mar, sino en la espesura del bosque, huyeron al océano de Tangaroa; Tane se enfadó por haber perdido así su prole y la lucha entre él y Tangaroa se ha prolongado hasta nuestros días: Tangaroa: Tangaroa del mar trata de inundar los bosques de la tierra, mientras que los árboles de Tane proporcionan las canoas con las que los hombres pueden domar el mar y navegar sobre él.

Más adelante, Tane se buscó una compañera. Primero se aproximó a su madre, Papa, que lo rechazó, y después se emparejó con diversos seres con los que tuvo hijos de varias clases: animales, piedras, hierbas y arroyos. Pero deseaba una compañera con forma humana, como el mismo; siguiendo el consejo de Papa, modeló el primer ser humano, una mujer, con la arena de la isla de Hawaiki, le insufló vida y la mujer se convirtió en Hine-hau-one, la "doncella-creada-de-la-Tierra", que tuvo una hija, Hine-titama, "Doncella del Alba", a quien Tane también tomo como esposa, Hine-titama no sabía que Tane fuera su padre y cuando descubrió la verdad huyó al oscuro reino de los infiernos, Tane la persiguió, pero ella le gritó que había cortado el cordón del mundo. Desde entonces permanece allí y arroja a sus hijos a la tierra: así es como la humanidad se hizo mortal. Por tanto, Hine-hau-one posee un carácter doble: como origen del primer nacimiento y de la primera muerte humanos.

Al principio,  Tu propuso matar a Rangi y Papa en lugar de separarlos. Llamado Ku en Hawai. Tu es el dios de la guerra a quien antiguamente ofrecían sacrificios humanos en Nueva Zelanda y en otros reinos polinesios. Tawhiri dirigió su cólera contra Tu, que se enfrentó a su hermano. A su vez, Tu quiso vengarse de todos sus hermanos por negarse a ayudarle en su lucha contra Tawhiri y con tal fin fabricó trampas para peces y otros animales, destinadas a apresar a la progenie de Tangaroa y Tane, arrancó las plantas, retoños de Haumia y Rongo, y se las comió. Tu aprendió muchos conjuros mágicos y encantamientos para dominar a los descendientes de sus hermanos: el tiempo atmosférico, las plantas, los animales, las riquezas y otras posesiones.

En los mitos maoríes también aparecen héroes humanos, los más conocidos de los cuales son Tawhaki y Rata, cuyas hazañas forman parte de la mitología de Nueva Zelanda, Tuomotu, Rarotonga, Tahití y Hawai.

Hema -hijo de una diosa del cielo, Kaintangata- y de un jefe caníbal, -Whaitiri- se casa con una diosa que da a luz dos niños, Tawhaki y Kariki. Unos ogros matan a Hema y Tawhaki va al lugar en el que han asesinado a su padre para vengarlo. Los episodios que rodean esta aventura constituyen la parte principal del ciclo de mitos, muchos de los cuales enfrentan a Tawhaki, noble y vengador, con Kariki, estúpido y torpe: el tema de dos hermanos de características opuestas está muy extendido en la mitología de Oceanía. En cambio, Tawhaki encuentra esposa esposa y engendra a Wahieoa, quien a su vez engendra a Rata. Rata está destinado a buscar a su padre, que al final muere víctima de los celos de los lagartos custodios de su enemigo, Puna.

Rata es valiente y fuerte como Whaitiri, pero carece de la prudencia de su padre y su impetuosidad le causa problemas a Tawhaki. Finalmente, Rata extrae la cabeza de su padre del vientre de Matuku, el gran tiburón, y arrebata el resto del cuerpo a los lagartos monstruosos que participaron en su muerte. Al regresar a casa,  a Rata le aguarda el mismo destino: los lagartos guardianes de Puna lo matan a cuchilladas.

sábado, 23 de febrero de 2013

Los orígenes de las batatas.

Las batatas son uno de los alimentos más comunes en las regiones de Oceanía. Los siguientes mitos ofrecen dos versiones muy distintas de sus orígenes.


Según los maoríes, el dios Rongo-mauí subió al cielo para reunirse con su hermano Wahnuí, guardián de la batata. Rongo-mauí la escondió en su taparrabo, regresó a la tierra y dejó encinta a su esposa, Paní, que después parió la primera batata terrenal y se la ofreció a los seres humanos.

Un mito muy difundido por una extensa región del interior de Nueva Guinea cuenta que un día, cuando no había ningún alimento en la tierra, una joven y una anciana vieron a un hombre defecando en un riachuelo. Cuando se hubo marcado, examinaron los excrementos y vieron que contenían batatas, se las llevaron a caso y las plantaron.

miércoles, 20 de febrero de 2013

Alimento y fertilidad.

El sexo y los orígenes de la horticultura.

En la mayoría de las sociedades de Oceanía las relaciones sexuales y domésticas entre los hombres y las mujeres sirven de base de base a numerosos mitos sobre los orígenes del alimento y la horticultura. En un mito que se canda en la ceremonia kava de los tongan (ritual que se celebra en ocasiones importantes y en el transcurso del cual se consume una bebida, kava, de efectos euforizantes) se dice que una anguila copula con Hina, una mujer noble  cuya virginidad protege y venera toda la comunidad. Cuando queda encinta y cuenta a su pueblo lo sucedido, apresan a la anguila, la cortan en trozos y se la comen, respetando únicamente la cabeza, que Hina entierra y de la que brota el primer coco.

Numerosos mitos milanesios explican cómo crecen las plantas del suelo fertilizado por semen o sangre menstrual. En uno de ellos, Soido, héroe cultural de la isla de Kiwai, frente al sur de Papúa, trata de copular con una mujer, pero tiene un pene tan largo que la mata en la tentativa: eyacula y esparce semen por toda la isla. Allí donde cae, crecen las distintas clases de vegetales. Los habitantes de Kiwai también hablan de un hombre que abre un agujero en el suelo y copula con él, dejando embarazado inadvertidamente a un espíritu femenino subterráneo que pare las primeras batatas.
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lunes, 18 de febrero de 2013

Mitos del cielo.

El reino celestial y el humano.

Los relatos sobre el tránsito entre la tierra y el cielo constituyen parte importante de la mitología de Oceanía, sobre todo de Micronesia y Melanesia. En Melanesia abundan los mitos sobre los seres celestiales, especialmente en las montañas centrales de Papúa. Los kewa creen que tales seres suelen estar apartados de los asuntos de los mortales, pero las mujeres celestiales bajan a veces a la tierra para recoger el ocre rojo destinado a la decoración corporal. El trueno, la niebla, las nubes y el rayo anuncian el descenso de estos seres, y los kewa evitan internarse en el bosque en tales circunstancias.

Las aves con significado mágico o espiritual aparecen con frecuencia en los mitos sobre el cielo. En un relato melanesio, un joven dispara una flecha contra un ave del paraíso y el animal hecha a volar con el proyectil clavado. El joven lo sigue y descubre un sendero que lleva a una aldea del cielo, en la que ve a un hombre arrancándose una espina del pie. El cazador comprende que el hombre es el pájaro sobre el que ha disparado. En otros mitos, un hombre cree haber matado a un ave de vivos colores, pero descubre que se trata de una joven con la que se casa.

Iolofath, o Olifat, el tramposo más célebre de Micronesia, es una figura destacada en los mitos de la región sobre el cielo. En el atolón de Ulithi se cuenta un relato sobre una mujer que tiene un hijo de un hombre Lang, el reino de los cielos. La hermana mayor de la madre maltrata al niño, y este regresa al cielo, donde lo adopta Iolofath, el sol. Thilefial, que así se llama el niño, baja por última vez a la tierra para vengarse de su tía; la mata con una lanza y vuelve con Iolofath.

miércoles, 13 de febrero de 2013

Las voces de los espíritus.

Los instrumentos musicales desempeñan un papel fundamental en el religión y la mitología tradicionales de Oceanía. En muchos casos, se cree que los sonidos que producen son las voces de los seres o dioses responsables de la creación y del actual orden social.

La parte interna más sagrada de muchos complejos religiosos de Hawai es la casa del tambor, que contiene los "tambores de los dioses", instrumentos que sirven para llamar a la gente al templo, enviar mensajes, señalar los cambios de postura en las ceremonias y, antiguamente, para consagrar sacrificios humanos. En Melanesia, diversos instrumentos constituyen el núcleo de la mayoría de los rituales masculinos secretos y los mitos vinculados con ellos, entre los que destaca la carraca, un trozo elíptico de madera con un orificio en el extremo por el que se ensarta un cordón: se le da vueltas alrededor de la cabeza y produce un ruido quejumbroso y monótono muy agudo, la voz del espíritu según la creencia. Este instrumento y su mitología probablemente pasaron del centro de Australia, por el Territorio Septentrional, hasta el interior de Papúa Nueva Guinea, atravesando el estrecho de Torres, y se cree que lo llevaron los mismos héroes culturales descritos en la página anterior.

El sonido de esta carraca sirve para asustar a los jóvenes neófitos en los rituales de iniciación masculina y por su aspecto fálico resultaba un símbolo muy adecuado para reafirmar la identidad masculina. Tanto es así, que entre los kiwai del sur de Papúa, el término para designar este instrumento es madubu, "yo soy un hombre". Entre los marindanim y los habitantes de la región de Trans-Fly, más al este, la carraca se asociaba antiguamente con la iniciación Homosexual, destinadas a dotar a los muchachos de las cantidades extras de semen necesarias para convertirse en adultos. En nombre del ser asociado con la carraca en el Trans-Fly es Tokijenjeni, que vincula el instrumento con otra actividad masculina: tiene ecos del bastón que se emplea en la caza de cabezas. Según el mito local, Tokijenjeni era hijo de Tiv'r, héroe cultural de Trans-Fly oyó un débil rugido en el vientre de su esposa y envió a varias aves a que le sacaran. Tras diversas tentativas, un ave  logró asir el objeto mientras la mujer se acuclillaba con las piernas separadas: era la primera carraca.

Este instrumento aparece incluso en el norte, en el lago Kutubu, en las montañas meridionales de Papúa Nueva Guinea. Más al norte, el instrumento fálico ritual es la flauta. Las flautas traveseras se asocian a la iniciación masculina en las montañas centrales, sobre todo en el este, donde el culto es más complicado. Solo las tocan los hombres en ocasiones especiales y siempre en lugares recluidos. La existencia de las flautas y su identidad era el secreto mejor guardado de los hombres, pero, según numerosos mitos de estas regiones, al principio pertenecían a las mujeres y los hombres se las robaron o las engañaron para que se las entregaran, tras lo cual les quedó prohibido todo conocimiento sobre ellas. Según la leyenda, los hombre mataban a cualquier mujer que se atreviese tan siquiera a mirarlas.

No todos los mitos sobre los instrumentos sagrados tienen un tono serio. En toda Melanesia se cuentan relatos sobre un hombre muy feo que se pone guapo sólo cuando toca la flauta, con gran destreza, el las ceremonias públicas. Entonces atrae a las jóvenes de los alrededores, una de las cuales acaba por descubrir su secreto.

lunes, 11 de febrero de 2013

Mitos sobre los orígenes.

Dioses creadores y héroes culturales.

Los mitos oceánicos sobre la creación o el origen del mundo más importantes se encuentran fundamentalmente en Polinesia y Micronesia, y de los muchos que describen la separación primordial de cielos y tierra, el más conocido es el relato, fundamentalmente polinesio, en el que las deidades Cielo y Tierra deshacen su abrazo a la fuerza para liberar a sus hijos. Este tema aparece asimismo en Micronesia, por ejemplo en las islas Gilbert, Kiribati, donde se cuenta que la divinidad primordial Nareu convenció a una anguila de se separase al cielo y a la tierra. En la cercana Nauru, la araña primordial, Aerop-enap, encontró una almeja y le pidió a un crustáceo que la abriese, pero como el crustáceo no lo logró del todo solicitó la ayuda a una oruga. La oruga la abrió, pero con tales esfuerzos que su sudor salado formó una charca en el fondo de la concha de la almeja y murió de agotamiento. La valva superior de la concha se convirtió en el cielo y la oruga muerta en el sol; su sudor en el mar y el crustáceo la luna.

Los mitos melanesios sobre los orígenes raramente se ocupan de la creación del mundo y de la humanidad por unas deidades primordiales. Por lo general, hablan de unos héroes culturales ancestrales que recorrieron la tierra imponiendo el paisaje y las condiciones sociales, y encontramos mitos similares en Australia, región de la que probablemente pasaron a Papúa Nueva Guinea. En la costa meridional de Papúa, a orillas de los ríos Fly y Purari y en las zonas montañosas del interior, circulas múltiples mitos sobre los periplos de un héroe cultural conocido por diversos nombres: Sido, Sonsom, Soido, Souw y algunos más, y cada comunidad local se lo atribuye como propio, si bien reconoce que abandonó su territorio y vivió aventuras entre otros pueblos. Se puede seguir su ruta por una serie de accidentes geográficos que fue dejando en el paisaje en el transcurso del viaje: en un lugar abrió un paso en una cordillera, en otro orinó y dejó un pequeño lago, y así sucesivamente.

En la mayoría de las regiones, las aventuras del héroe forman parte de un culto masculino secreto que sólo se desvela a los iniciados en ocasiones ceremoniales. Se le representa con características excesivamente masculinas, con un pene muy largo, y en las historias que protagoniza las mujeres lo humillan por su deseo sexual. Tal humillación lo empujó a maldecir a la humanidad que hasta entonces era inmortal, con la muerte. Los daribi cuentan que una joven se topo con una serpiente que resultó ser el pene de Souw. Al intentar penetrarla, ella grito asustada y la serpiente se retiró. Furioso con aquella afrenta, Souw castigó a la humanidad con la muerte, la guerra y la brujería, pero después subió a las montañas y dejó cabellos que se transformaron en perros y cerdos, de modo que las gentes de allí tuvieron animales domésticos.

En numerosas regiones se cuenta que el héroe también dio a los humanos bancos de peces y los primeros cultivos

sábado, 9 de febrero de 2013

Oceanía.

Oceanía comprende tres regiones bien diferenciadas -Melanesia, Micronesia y Polinesia- que alberga una extraordinaria variedad de lenguas y culturas. Antes del contacto con los europeos, existían diversas clases de sociedad, desde las pequeñas comunidades de Papúa, con tan sólo 300 personas agrupadas en clanes patriarcales sin jefatura institucionalizada ni clases sociales, hasta las grandes y complejas sociedades de Nueva Zelanda y Hawai, con complicadas jerarquías políticas y religiosas y dinastías divinas de jefes.

En Melanesia no hay una jerarquía clara entre los dioses, a diferencia de lo que ocurre en Polinesia, donde puede hablarse de algo semejante a un panteón. Cometeríamos una inexactitud si definiéramos como "dioses" a los héroes culturales que, según la leyenda viajaron por el extremo meridional de Nueva Guinea, llevando las costumbres de la mortalidad, el sexo, el duelo y la guerra a los humanos. En las sociedades de las costas de Melanesia encontramos mitos cosmogónicos secretos, que sólo conocen los iniciados, como los de la región de Massim, en Nueva Guinea. Los mitos del interior de Nueva Guinea sirven fundamentalmente como ejemplos de dilemas morales y cosmológicos, expresados en términos alegóricos y sobrenaturales.

En la mitología de toda la zona se repite una serie de mitos importantes: por ejemplo, la idea de que los héroes culturales ancestrales permanecen vivos y efectivos entre sus descendientes humanos.

El contexto en el que se narran los mitos varía según las distintas regiones de Oceanía. Tradicionalmente, han encontrado su expresión más vívida y significativa en el ritual, a través del cual se conmemora la "obra de los dioses", sobre todo en la Polinesia, entre los hawaianos y los maoríes: los ritos de sacrificio a los dioses Lono y Ku de Hawai precolonial constituyen los mejores ejemplos. Los mitos de Micronesia suelen contarse por entretenimiento, fuera de un contexto ritual. Melanesia es una región mixta a este respecto: por lo general, los mitos tienen un objetivo más serio en la costa que en el interior.

jueves, 7 de febrero de 2013

Las Siete Hermanas.

El siguiente relato une los incidentes narrados en algunos puntos de la ruta de las hermanas conocidas como las Kungarankalpa, las siete Hermanas, por el centro y sur de Australia.

Las Siete Hermanas huyeron hacia el sur, huyendo de un hombre lujurioso, Nyiru, que tenía planeado violar a la mayor. Al este de Uluru su ruta estaba señalada por una cadena de charcas de roca y arcilla. En Witapula, al oeste de Atila (Monte Conner) se detuvieron para acampar una noche y construyeron un refugio, que es ahora un pequeño precipicio.

A la mañana siguiente se internaron en el suelo y reaparecieron en Tjuntalitja, una fuente. Una duna cercana recuerda el lugar desde el que las vigilaba Nyiru. Desde allí, las muchachas fueron a Wanukula, un agujero en la roca (una depresión en la que se acumula el agua) y continuaron hasta Walinya, una colina en la que erigieron una choza y volvieron a acampar. La choza es ahora una cueva en un bosquecillo de higueras silvestres, una de las cuales, apartada de las demás, es la hermana mayor. Unas líneas en forma de remolino testimonian el punto en el que se sentaron. Nyiru las observaba desde un montón de piedras y cuando creyó que dormían irrumpió en su refugio y escavó la roca. Una abertura baja en la parte posterior de la cueva señala el punto por el que las hermanas atravesaron la pared.

Por último, al llegar a la costa (cerca de Port Augusta) se lanzaron al mar, y con la impresión del agua fría saltaron al cielo, convirtiéndose en la constelación de Kurialya, las Pléyades, Nyiru aún las persigue, y sus pisadas se ven en el cielo: los dedos son el "cinturón" de la constelación, que también se llama Orión, y el talón la punta de la "espada" de Orión.

lunes, 4 de febrero de 2013

Los Hermanos Pájaros-Campana.

El énfasis de un mito puede variar dependiendo de dónde se cuente. La siguiente versión del mito de unos héroes ancestrales, los Hermanos Pájaro Campana, fueron narrados en 1976, la primera por Pompy Wananpi y Pompy Douglas en Wangka Arkal, y la segunda por Paddy Uluru en Uluru (Ayers Rock).

Los Hermanos Pájaro Campana acechaban un emú en Antalanya, una charca a la que aún van a beber estos animales. Sin que ellos lo supieran, una joven buscaba gusanos en Wangka Arkal, cerca de allí. La cúpula de roca es la frente de esa mujer, y cuando alguien grita, la voz resuena desde la roca como si la muchacha respondiese. Llevaba sobre la cabeza un plato, apoyado sobre un anillo hecho con cabello humano, y mientras comía gusanos se le cayó la carga de la cabeza y sobresaltó al emú que echó a correr hacia Uluru, al norte, perseguido por los hermanos. Al pie de la pared de roca hay una muesca semicircular, el anillo de pelo de la muchacha, y un poco más allá la charca donde bebía el emú.

En la versión de Paddy Uluru, el Lagarto de Lengua Azul, Lungkara, les robó un emú bien gordo a los hermanos en Antalanya. Enterró la carne -que se transformó en planchas de piedra- en Uluru y dio a los cazadores un emú flaco. Enfurecidos por el cambio, uno de los hermanos prendió fuego a la choza de Lungkara, que ardió vivo. El humo del fuego puede verse desde la pared de Uluru y Lungkara es una piedra. Se consideraba al padre de Paddy Uluru la  reencarnación de Lungkara limpiaba la piedra de hierbajos y contaba el mito a sus hijos y a otros jóvenes.

viernes, 1 de febrero de 2013

El paisaje.

Mitos sobre paisajes ancestrales.

El centro de Australia está atravesado por las rutas seguidas por los múltiples héroes ancestrales, que en muchos casos recorrieron millones de kilómetros, unos con forma humana, otros como canguros, ualabíes, lagartos, serpientes o aves. Algunos como los Humanos Pájaros Campana no cubrieron más de 100 kilómetros y tienen una importancia fundamentalmente local. Otros como Malu el Canguro Rojo, que fue desde los Kimberleys hasta el centro del continente, o como las Siete Hermanas, recorrieron miles de kilómetros por las tierras de muchos clanes. Estos héroes dejaron cuevas, rocas y riachuelos como señales de los lugares en los que acamparon, cazaban y luchaban, señales que se consideraban sagradas e impregnadas de la energía creadora de los antepasados.

Según la creencia, se puede liberar la energía de un ser primordial frotando o golpeando el punto en el que abandonó el mundo y entró en la tierra. El ser ancestral asociado con un lugar concreto se reencarna en cualquiera que nazca allí, se convierte en custodio del emplazamiento sagrado.

Muchas leyendas sobre periplos ancestrales sirven de apoyo a ceremonias locales y fortalecen los vínculos entre pueblos que hablan lenguas distintas y que pueden necesitar acampar juntos durante largas épocas de sequía